La dueña de este colegio es grosera, atrevida, persigue a los profesores con cargas excesivas y fuera del horario laboral. El marido es el rector, un pelele que hace lo que la esposa diga. Es un negocio de familia, se enorgullecen del título católico, pero el acoso laboral y los malos pagos son el pan de cada día. Los directivos son muy groseros con los padres de familia.
Lo que más nos ha gustado del colegio es la calidad humana de todos sus integrantes (docentes, directivos, estudiantes y padres de familia) en donde se preocupan más por la persona, el ser más allá de la formación intelectual y es como una segunda familia para nuestros hijos y para nosotros como padres.